El aloe vera es una belleza exótica que es muy popular entre muchos amantes de las plantas. Aunque sus requisitos son muy específicos, la suculenta se adapta bien a las condiciones del salón. Para un crecimiento saludable, la planta debe trasplantarse con regularidad. En estas instrucciones paso a paso leerás todo lo que necesitas saber sobre el trasplante.
Momento ideal para trasplantar
El aloe vera se puede trasplantar durante todo el año. Cuando la planta suculenta esté en plena floración, debes evitar trasplantarla. Esto significa estrés para la planta, lo que afecta significativamente la floración. El final de la primavera es ideal cuando el aloe ya ha despertado de la hibernación. Entre mayo y junio, la luz del sol asegura que la planta pueda recuperarse rápidamente en la nueva maceta. También puedes trasplantar el aloe en otoño. La frecuencia con la que hay que trasplantar la planta depende de su crecimiento:
- el ciclo habitual es de dos a tres años
- cuando el sustrato esté completamente enraizado
- a más tardar cuando las raíces crezcan fuera del sustrato y los orificios de drenaje
Instrucciones de trasplante
Cuando llega el momento de trasladar la suculenta a una maceta nueva, se deben hacer algunos preparativos. El trasplante es rápido y fácil, para que puedas disfrutar del exuberante crecimiento de la belleza del desierto. Después del trasplante, preste atención a la ubicación óptima y al cuidado adecuado para que la planta se aclimate bien.
Elige una olla
La elección de la maceta adecuada juega un papel más importante en el aloe vera que en otras plantas. Evite las macetas hechas de materiales livianos como el plástico. Estas variantes no son capaces de regular el equilibrio hídrico. Existe el riesgo de que las raíces mueran debido al exceso de humedad. Tampoco son adecuados los modelos que se estrechan hacia abajo. Aunque tienen un aspecto bonito, no ofrecen estabilidad a la planta. Especialmente los ejemplares más grandes pesan mucho en la parte superior y se volcarían fácilmente en las macetas cónicas. Esto corre el riesgo de que las hojas se rompan. La maceta ideal se ve así:
- cuchara pesada y robusta
- Materiales como arcilla o terracota son ideales
- base ancha
- al menos un orificio de drenaje
- no pintado, sino natural
Nota:
¿Sabías que el aloe vera puede cerrar tus heridas? De esta manera, la planta se protege contra la pérdida excesiva de agua, pero quedan cicatrices visibles.
Crear drenaje
Asegúrese de un buen drenaje del agua para que el verdadero aloe no se moje los pies. Cuanto más permeable y grueso sea el sustrato, menos agua podrá almacenar. Rápidamente fluye al fondo de la olla y se acumula en el platillo. El drenaje directamente en el fondo de la maceta no tiene sentido si no se mezcla tierra con el sustrato. En su lugar, proporcione un espacio de amortiguación en el posavasos o en la maceta. Cubre el suelo con grava o piedras más pequeñas y coloca la maceta encima.
Consejo:
Por lo general, el agua de riego recogida aumenta la humedad, lo que es bueno para muchas plantas. Con el aloe vera, debes eliminar el exceso de agua inmediatamente porque a la suculenta le gusta el aire muy seco.
Implementar aloe vera
Saque con cuidado la planta de su maceta vieja. Se debe proceder con extrema precaución ya que las hojas se rompen con facilidad. Use guantes para protegerse de las finas espinas. Para asegurarte de que la suculenta no quede directamente sobre el suelo en la nueva maceta, debes agregar un poco de arena y grava antes de insertarla. Luego se coloca el cepellón en el nuevo cubo.
Rellenar con sustrato
La suculenta se ha adaptado a un hábitat bastante hostil en el que el suelo es arenoso y pobre en nutrientes. Se toleran suelos calcáreos. El sustrato no almacena agua, por lo que las especies de Aloe tuvieron que desarrollar estructuras especiales para almacenar agua. Cuando llueve, absorben agua a través de sus raíces y la almacenan en sus hojas carnosas. Por tanto, el aloe real no tolera el encharcamiento. Lo ideal es un sustrato en el que el agua se escurra rápidamente. Puedes comprar tierra para cactus o suculentas para la nueva maceta, aunque la composición varía según el fabricante. Asegúrese de que el suelo no contenga arcilla sino grandes cantidades de arena. Si quieres estar seguro, puedes hacer tu propia mezcla:
- Grava pómez
- arena gruesa o perlita
- granito
Seleccionar ubicación
Aloe vera proviene originalmente de climas tropicales y subtropicales. Aquí suelen prevalecer temperaturas cálidas y alta humedad. Sin embargo, la planta se ha adaptado a lugares que reciben mucho sol y son muy secos. La planta no se adapta bien a la humedad alta, por lo que un lugar en el baño es bastante inadecuado. La planta se siente cómoda en el alféizar de la ventana del salón si no está expuesta al sol abrasador. Demasiado sol hace que las hojas se vuelvan marrones. Lo ideal es una ventana orientada al oeste o al este con algunas horas de sol por la mañana y por la noche. Durante los meses de verano el aloe vera se puede colocar en el exterior siempre que se tengan en cuenta algunos aspectos:
- acostúmbrate lentamente a la ubicación
- elige un lugar protegido
- no tolera el viento ni la lluvia
- tráelo en otoño
Consejo:
Coloque la planta recién trasplantada en un lugar sombreado de la casa durante los primeros días para que pueda asentarse en el nuevo sustrato.
Cuidados adicionales
El verdadero aloe demuestra ser una planta extremadamente fácil de cuidar cuando se coloca en el lugar correcto. No debes darle agua a la planta durante las primeras semanas después del trasplante. Una vez que se haya asentado bien, puedes darle al aloe un vaso lleno de agua cada cuatro semanas. La planta no necesita más humedad. Puedes evitar por completo añadir fertilizante porque la planta se adapta a lugares pobres en nutrientes. Sin embargo, la fertilización ocasional con un fertilizante especial no daña el aloe real. Si deseas cosechar las hojas para consumo, deberás utilizar un fertilizante orgánico sin aditivos químicos. Evite mojar las hojas con agua. Esto conduce rápidamente a la formación de podredumbre.
Consejo:
Una pérdida de elasticidad o cambios en el color de las hojas son una indicación de que se deben aumentar las cantidades de riego.